Hagamos un trato que no implique comprometerse

lunes, 25 de febrero de 2013

Enero



El perfume al lado del Raid que mata moscas.
Una uña a medio despintar como una pared descascarada y triste.
Varios lunares, dispuestos en órbitas amorosas, estrellas de la vía láctea.
Allá lejos. Cantan con luces itinerantes.
Son triángulos que se dibujan en el aire.
Lineas fucsias, celestes, turquesas y amarillas que atraviesan la vereda empapadas de sol.
Un café, a la noche, en una mesita sobre la calle. Risitas desde los arboles.
A los cuerpos les gusta compartir lastimaduras.
Una historia en la que sangran, pero despacio.
La naranja partida en dos que cicatriza lentamente en la heladera.
La oscuridad también ablanda las superficies.  




lunes, 3 de diciembre de 2012

Tatami Azul



Un tenedor tirado en el piso de madera
brilla
pincha como tus ojos mojados

La música
lluvia de noche y risas
Chicas rubias parecidas a Marilyn Monroe con tacos negros y sombreritos
las piernas perfectas tersas opacas

Hubo tiempos en que escuchamos esa música todos los días
O fue solo esa vez
Dos o tres horas sobre el tatami azul del tercer piso
Y después sobre el sofá
con las mejillas rosadas
la sonrisa mojada

El bonsai entre mordiscos culpógenos
arrebatados de fruición explosiva

No deberías sentirte la manzana recién caída
el estómago revuelto de Eva

Dejate chocar entre las sábanas
los cafés esperando el invierno

Mi vestido de flores se vuela con el viento Lo sé y me gusta mostrarme desnuda Que quieras tocarme y no puedas Que después lo hagas y que ahora no te animes

Sonrío Me llevo las manos a la cabeza y juego con el pelo Sentirme las piernas

En este recuerdo pintamos las paredes y las puertas de rojo Gritamos desde el balcón que no nos importa nada Nada El cielo se oscurece de a poco

Hay cosas que no se pueden negar Mi nombre no lo podés negar Es simple
corto contundente Sabés cómo suena y el efecto que te produce cada letra crujiendo en tus oídos
como un fantasma en la noche
Las manos suaves sobre tu pelo lacio tampoco
Los recuerdos insisten porque el deseo es más fuerte que la voluntad
En el fondo perdiste el control
la razón nuca gana
Vos y tus autitos de juguete que juegan a ser superman

Era evidente
que iba haber olor a asfalto mojado al final
alguien me iba a contar mientras fumara un cigarrillo
ayer te vieron abrazado a otro cuerpo
Asi como era evidente que hoy iba a estar escribiendo
en un bar ruidoso con Bob soplándome la oreja

***

Los trenes siguen pasando, puedo verlos desde acá
No dejan de pasar aunque a veces las barreras estén rotas
Ese ruitito Toc toc toc... como un recuerdo obsesivo
La gente se muere debajo de esos trenes
pero yo sigo viva porque puedo nombrar las cosas  



lunes, 23 de mayo de 2011

Trece maneras distintas de describir un sueño



A Wallace Stevens

1

Primera posibilidad:
Perdí a mi psicoanalista en un centro comercial.
La busqué en el baño pero no estaba.

2

Subí una escalera mecánica que no funcionaba. Los escalones estaban torcidos.
Un hombre del transito dirigía la subida con un silbato.
La escalera me daba patadas de electricidad desde los pies hasta la cabeza.
Llegué al siguiente piso mareada y me peleé con el policía por ser tan imprudente.

3

Nos subimos en una camioneta roja,
atravesamos las vías del tren
y esquivamos dos cuerpos tendidos sobre el asfalto
que esperaban. ¿Qué esperaban?
¿Deberíamos haberlos pisado?


4

A la salida del colegio de hace cinco años
me espera Mati con
una tabla de skate, una boina roja,
y una ensalada rusa en un taper.
Nos miramos y sonreímos,
el azar siempre nos cruza
aunque sea en un sueño.

5

A la salida del mismo baño del centro comercial donde perdí a mi psicoanalista,
me encuentro con Maria.
Maria pelo-negro-corto, de rasgos fuertes y
tan suelta, envidiable.
Trata de convencerme de que no me conviene ir acá, sino allá.
No le creo. Sabe que sé.
Keep your friends close and your enemies closer.

6

Los corredores son largos, nunca se acaban.
Las vidrieras brillan.
¿Donde está la fiesta?

7

Mi hermano me llama a las 20:30.
Yo todavía no me quiero ir.
Acabamos de llegar y por lo menos voy a quedarme hasta las 12.
Estamos en un festival en medio del jardín de infantes,
pero no hay música.

8

Debería acompañarlo.
Lo veo tan solo y triste..
La soledad del que nunca pudo arrancar su vida haciéndose cargo de la de otro.
Su padre, el magnífico, el magnate.
Y él, un ninja cuya única misión era salvarlo de lo que no podía salvarlo.
Trabajaría en la CIA, solo espera el momento adecuado.
Segunda posibilidad.


9

Esta gente no tiene idea ¡Si pudiera leerse la historia de cada uno en la piel!
Somos todos incógnitas, apariencias escondidas detrás de estos gestos banales.
Historias parecidas pero sueños distintos. Los sueños no pueden robarse.
La vida es sueño,
o un delirio.
No saben quién soy detrás de este vestido ajustado además de un vestido ajustado:
cucharitas de plata con forma de hoja, mousse de limón, y piletas atléticas,
un invento, una ilusión,
una sombra, una ficción.

10

El se volvió loco dos meses antes de que ella se perdiera en las calles de Buenos Aires.
Se paró a hablar con un policía y mientras le hacia preguntas sin sentido, mi amigo pasaba casualmente por ahí. Se para para saludarla y al notar su desorientación, las manos largas y temblorosas, me llama para decirme: creo que tu amiga no está bien. Quedate con ella, la están buscando. La llevaron a un hospital psiquiátrico a la fuerza. No era virgen, pero podría haberlo sido. Dos semanas después, el helado se le chorreaba sobre las manos, esas manos blancas que ahora temblaban porque tendrían frío del helado con frutilla. Pero ese es otro sueño, una película de terror: el reflejo de mi cara con su pelo largo, rubio, en el ascensor viejo de una casa desconocida mientras alguien grita mi nombre desde afuera. Hay que irse. Hay que salir corriendo.


11

Cuando él se volvió loco fue mucho peor que el pelo largo y las manos blancas.
Un día llegó , después de seis meses y 13mil kilómetros de distancia. Lo esperaba con alegría, con expectativas de regalos. Mi héroe. Pero en cuanto me vio, me abrazó y empezó a llorar tan fuerte, tan fuerte.. Nunca lo había visto llorar. Tal vez una vez, sí, una noche en Paris antes de irnos a dormir. Pero siempre pensé que era una broma. Me abrazaba y me decía: ahora te van a venir a buscar a vos. No quiero que te traigan cortada en pedacitos. Y lloraba. Lloraba porque tenia mucho miedo, como si tuviera cinco años y lo hubieran llevado al tren fantasma. Después empezó a reírse. Lloraba y se reía, lloraba y se reía. Leía hojas donde había ejercicios de español y los confundía con cartas de amor. A lo lejos, en el rincón oscuro de la habitación, Derrida le contaba algún secreto. Los loros del plato de cerámica lo estaban mirando. “Ya no tengo miedo de volverme loco, mamá”.


12

Exagerada. Dramática. Hipersensible. Neurótica.
No hay que creer lo que nos decimos en silencio
ni en los propios sueños.
A través de mi ventana veo hojas verdes y
adentro de mi cuerpo llueve.

Nada más.


13

La foto de un pingüino grande con la cabeza gacha,
el pico mirando hacia abajo,
y abajo, su pingüinito bebé acurrucado sobre su pecho blanco
con un gorrito de lana ridículo.
Eso era la cordura. No despertarse nunca del entresueño donde
la leyenda decía: “No tengas miedo.. yo te estoy cuidando!”



lunes, 14 de febrero de 2011

l'amour passait par là


Están corriendo

las mujeres de Wragby.

Hacia una cabaña en el fondo oscuro del bosque

Donde un hombre alto, mudo,

de piel blanca y botas largas se calienta las manos al fuego.

Emma tiene frío,

Connie tiene hambre,

Joan tiene sed.

Las hojas de los árboles parecen inmóviles, como dibujadas.

Corren desesperadamente

pisando ramas,

resbalándose con el musgo de las piedras,

mojándose los pies.

En el atardecer brumoso,

tres mujeres ardidas de pasión se patinan en el barro.



posibilidad de un recuerdo


Al final todo eso era para que entendieras

Y pudieras gritarle al viento, los pies hundidos en la arena,

Que no te importaba qué vida te tocara vivir,

Mientras pudieras conservar el recuerdo de ese mar que te abrazaba.



oceania


La noche no es lo suficientemente larga

para encender un fuego

y no tengo sueño.

Siguen rumiando las acacias negras

y discutiendo los grillos.

Los escarabajos se golpean contra las paredes, insistentes y tercos.

A lo lejos, el mar se queja.

Poco a poco la noche se apaga,

Los grillos se callan y los escarabajos se cansan.

Un soplo de luz a través de la ventana y yo me duermo.



ausencia


Los ojos vacíos de tierno silencio,

escondiéndose de otros,

errando en sus pensamientos,

jugando a ser monótonos y aburridos

ahora me miran como idos y se llenan de agua.



lunes, 29 de noviembre de 2010

je suis


Je suis

une boule de neige coincé dans l'estomac,

deux mains miniscules

qui ne bougent pas.

Des pieds fatigués

d'être toujours en bas,

des jambes tristes

qui ne pensent pas.



sábado, 6 de noviembre de 2010

detrás de la ventana


Detrás de la ventana

se adivina una silueta

Un perro ladra y los autos pasan.

Alguien abre la puerta.

La puerta cruje, se cierre,

y de pronto se oye el mar.

Entra más luz a través de la misma ventana.

Uno, dos, tres, cuatro pasos

en la habitación luminosa.

Afuera, los autos pasan.

Afuera también hay grillos que cantan.

La silueta se mueve lenta, lentisima,

dibujando la ventana.

Es un fantasma

adentro de la casa.

Cae el agua, gota a gota,

Y la silueta se confunde con tijeras que cortan el pasto

y el ruido ensordecedor de un avión que pasa.

La gota cae adentro de la casa como el grito de un violín desesperado.

Afuera, dos pies sobre el pasto desnudo.

Pies húmedos. Y los ladridos del perro. Y los autos que pasan.

Los pies pisan las hojas secas. Las hojas crujen.

La silueta se confunde con la luz. La silueta es luz, y la luz, silueta.

Los autos siguen pasando y el perro sigue ladrando.

Y cada tanto esa gota que cae contundente sobre la madera.

Hasta que se pone a llover. Relámpagos y chaparrones.

La gota que cae deja de escucharse. Los grillos dejan de cantar y

las hojas secas están empapadas.

La silueta a través de la ventana se convierte en una sombra negra

sin contornos.

Se va con la luz y esos pies que jugaban en el pasto.



viernes, 1 de octubre de 2010

El lobo


La huele, la acaricia con su hocico húmedo haciéndole cosquillas en la cara.

Un depredador amable con dientes de leche

y un animal salvaje, voraz,

capaz de saborear cada víscera de su presa.


La arremolina contra su pecho frío,

Le lame la cara.

Su lengua pesada y tibia

cae sobre el párpado, las pestañas y las cejas.

La presa se entrega a su pelaje grueso,

a su mirada secreta.


Pero el lobo no deja de ser un lobo.

No sabe ser otra cosa,

lobo.

Sus dientes le hunden la piel.

Y la presa sangra una sangre espesa,

tierna.